Lo mejor que te puede pasar es que te digan que tu espacio, tu casa, se te parece. Existen personas que adoran que se les diga que sus perros les parecen. A mi siempre me dijeron que mi casa tiene mi energía, que se me parece.
Analizando un poco estos comentarios reiterados, me di cuenta que todo tiene que ver con tu forma de ser y estar en el mundo. Con la visión, los deseos, los avances y retrocesos que todos tenemos a lo largo de nuestras vidas.
Me empecé a preguntar, con cierto desagrado, si el desorden que muchas veces reinaba en mi casa, era reflejo de mi personalidad. Y, sí.
Todos tenemos emociones desordenadas, miedos y bloqueos que se reflejan en nuestros espacios físicos y psicológicos.
Una vez que lo acepté mi casa empezó a ser más ordenada. Empecé a elegir muebles que me gustaban y a desechar aquellos con los que no me sentía feliz. No solo muebles fueron a parar al olvido, también libros, papeles, cuadros, fotos, enseres de cocina, sábanas y toallas.
Encontré un libro-de pura casualidad y que recomiendo encarecidamente- cuyo título es LA MAGIA DEL ORDEN, de Marie Kondo. Marie explica de manera sencilla y contundente que "es increíble el bienestar que una casa ordenada produce en nuestras vidas".
También, cada vez que intervenía un espacio, me sentía maravillada de ver con qué pocos recursos lograba que la casa y la vida de un cliente se transforme positivamente.
